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Ternera gallega, una carne para degustar

Publicado el 11/11/2015

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Hay experiencias gastronómicas que te transportan a otros lugares. Degustar un vino de las Rías Baixas, deleitarase con un queso Idiazábal o saborear unas fabes asturianas... Parece que, mientras se consume, resurge el sitio de donde proceden. El origen de los productos es una marca que garantiza la calidad, y esto es algo que sucede con la ternera gallega. Su ternera, jugosidad y tradición son características que la distinguen de otras, y no es casualidad la fama que se granjea en el exterior. Se trata de una de las mejores carnes del mundo, que, a día de hoy, se exporta directamente a supermercados y carnicerías tradicionales al norte de Portugal y Andorra. Desde la Denominación de Origen, se ha puesto toda la carne en el asador, y nunca mejor dicho, y entre sus objetivos está el abrirse paso en Centroeuropa. Para esto, en septiembre del 2014, el Consejo Regulador de Ternera Gallega abrió una oficina comercial en la ciudad alemana de Düsseldorf. Desde allí realiza actividades promocionales y divulgativas que dan a conocer nuestro producto, que consisten en presentación de carne a los profesionales del sector, tanto distribuidores como mayoristas o restauradores, explicaciones de sus características y proporcionan información de los trámites a realizar para importar. Estas charlas terminan con una degustación que se cocina directamente en la reunión. Los resultados y el interés suscitados allí son elevados.

De todas formas, en este proceso existen dificultades: la carne gallega certifica carne exclusivamente fresca, es decir, que esta no se puede congelar, tan solo refrigerar a 4 o 5 grados. Ya que si esta es congelada pierde su Denominación de Origen. Por esto, los canales de distribución y el tiempo de envío son cruciales y hay que distribuir el producto a unos costes razonables.

La ternera gallega es un producto gourmet, una IGP, lo que significa que es una Indicación Geográfica Protegida recogida en el reglamento europeo. Esto conlleva que "sean sólo terneros nacidos, criados y sacrificados exclusivamente en Galicia, procedentes de razas autóctonas o tradicionales de nuestra Comunidad". Cada cabeza de ganado es criada con mimo y cuidado. Su alimentación se basa en la leche materna, maíz y patatas, cosechas propias de la explotación. Además, se complementa con piensos de cereales autorizados por el Consejo Regulador.

Por todo esto, podemos concluír en que es un alimento de alta gama que, además de garantías y calidad por encima de la media, ofrece historia y tradición. No por nada, durante el siglo XIX, en plena Revolución Industrial, ya exportaban ternera gallega con animales vivos por barco a Inglaterra. Mientras que, en los años 20 y 30 del siglo pasado se hacía por tren, también con animales vivos, a ciudades de este país. Ahora se exporta ya sacrificada en Galicia, pues es una condición europea que genera un valor económico.

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